"What's Next in Space Exploration"

martes, 25 de mayo de 2010

25 Aniversario de México en el Espacio (14) y los primeros extraterrestres

Por: Rodolfo Neri Vela

Muchos lectores me han escrito felicitándome por hablar con toda claridad sobre la Agencia Espacial Mexicana y me han pedido que los mantenga informados. Así será, a pesar de tanta gente -sí, la hay en buen número- que no quiere pensar y sólo se deja llevar por los espejismos mediáticos; por lo general, son ignorantes, majaderos e iletrados, pero hay que ser tolerantes y dejar que den su opinión libremente. Lo que no se vale es insultar, escudados en el anonimato con sus fantasiosas direcciones electrónicas, escribiendo desde algún rincón en un tenebroso cibercafé de Tulancingo.


Pero bueno, queridos lectores… imagínense que me los llevé al Cosmos para librarlos un poco de la grilla que, cosa rara, abunda por ciertos territorios terrícolas. Lo primero que les ha sucedido al estar en órbita es que no saben cómo controlar sus movimientos, así como la orientación y el equilibrio de su cuerpo. No están acostumbrados a flotar, a que les quiten el piso donde siempre han caminado. Colgados como títeres -pero sin hilos- manotean y patalean con cierta desesperación, pero sin perder la compostura para que sus compañeros de viaje no los tomen a broma durante el resto del viaje. En su intento por mantener cierta posición, mientras mueven sus brazos con relativa suavidad y torpeza, tratando inútilmente de ejercer presión sobre el aire interior de la cabina, como si estuviesen nadando en el fondo de una alberca y moviendo sus manos a través del agua, se dan cuenta de que sus primeros intentos son vanos. Sin embargo, no hay que desesperarse, porque poco a poco lograrán aprender cómo controlar sus movimientos, como si fuesen un verdadero Supermán sin capa, o una Superniña, sólo que para esas alturas ya se dieron una buena mareada y sin duda volverán el estómago, y muy probablemente más de una vez. A este malestar que todos los astronautas sufren durante las primeras horas de su viaje, y a veces hasta más de un día, se le llama el “síndrome del espacio”. Es algo que no puede evitarse, aunque sus efectos pueden ser amortiguados con escapolamina, prometazina o alguna otra sustancia, ya sea en forma de tabletas o de inyecciones previas al lanzamiento.


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